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NUEVA CONSTITUCIÓN DE PERÚ DEBE COMPRENDER ECONOMÍA VERDE


Si Perú decide cambiar su actual Constitución Política, como lo han planteado algunos partidos políticos en el Congreso de la República, recogiendo el clamor de un sector de la juventud, que ha provocado un cambio presidencial, sería necesario apostar por la economía verde e iniciar una nueva ruta en el siglo XXI.


Y lo amerita muchos factores, por ejemplo: la variada y rica naturaleza que poseemos y que está siendo afectada seriamente por la economía actual, con graves efectos en la escasez de los recursos naturales y sus servicios ecosistémicos, así como, en el hábitat de muchas comunidades; el aumento del desempleo de casi 7 millones de peruanos, debido a la pandemia del Covid – 19, tal como lo han reconocido los empresarios a través de la CONFIEP; la recesión económica nacional; y la alta vulnerabilidad del país ante los efectos del cambio climático, entre otros importantes condicionantes sociales.


La economía verde es un modelo económico que promueve el desarrollo sostenible, inclusivo y humano, amigable al medio ambiente, respetando el equilibrio sociedad-naturaleza, con bajas emisiones de contaminantes del agua, aire y la tierra, que haría posible cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, y lograr el bienestar común. Con la actual economía liberal sería imposible.


Países con alto desarrollo humano y que han logrado construir la sociedad del bienestar como  Suecia, Suiza, Islandia, Noruega, Finlandia, Alemania, Dinamarca, Canadá y una treintena de naciones, son un ejemplo del éxito de la economía verde, y nosotros bien podemos asumir, aprender y aplicar esa importante experiencia, acondicionándola a nuestra realidad socio ecológica.

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No podemos continuar con un modelo económico caduco que a todas vistas ha fracasado, haciendo más ricos a los pobres, condenándonos a solo exportar recursos naturales y no industrializarnos, creando miseria y caos social, degradando nuestra naturaleza cuyos recursos algún día se acabarán, y afectarán muy seriamente a las futuras generaciones. No queremos eso y no debemos tenerle miedo al cambio.

Por:  Luis Luján Cárdenas


 

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