En un rincón acogedor de Miraflores, un grupo de adultos mayores se reúne cada
semana con una misión singular: escribir. Desde hace siete años, el Taller de Escribidores, liderado por Milagros Salas, brinda a sus participantes un espacio donde desarrollan
su creatividad y fortalecen su salud mental y bienestar emocional.
Milagros, quien dirige el taller, es una apasionada de las letras y lleva 15 años escribiendo libros para otros. En sus palabras, el taller “no solo es una forma de registrar recuerdos y vivencias, sino una herramienta para que los adultos mayores mantengan su cerebro activo y eviten problemas de salud”. Salas, con estudios en neurociencia, ha observado cómo la escritura manual favorece las conexiones neuronales, por lo que en sus clases no usan herramientas digitales.
Una de las frases que más resuena en sus sesiones es: “El que lee es un espectador, pero el que escribe es el autor y el protagonista de su propia historia”. Esta filosofía ha motivado a muchos participantes a plasmar sus vidas en papel, encontrando en la escritura un medio para reafirmar su identidad y dejar un legado.
Desde su creación en 2017, el taller ha producido siete gacetas anuales, cuatro libros y numerosos cuadernos conocidos como “Letra Corrida”, que son una mezcla de diarios y recopilaciones de textos trabajados durante las clases. Las publicaciones son un logro para los participantes, un motivo de orgullo y un testimonio de sus vivencias.
Entre los miembros más destacados del taller se encuentra la señora Zenia Alva de Talavera, una vecina de 92 años, quien muestra energía y pasión en sus clases.
“A mi edad, escribir es una forma de seguir viviendo”, comenta Zenia, quien asegura que el taller le ha permitido mantenerse activa y conectada con sus recuerdos.Por otro lado, el señor Carlos, quien lleva tres años en el taller, señala que la escritura le ha brindado una nueva perspectiva de su propia vida.
“Es como volver a vivir mis experiencias, pero con los ojos del presente”, reflexiona. El Taller de Escribidores es una iniciativa que demuestra que nunca es tarde para aprender, crear y -sobre todo- mantener viva la chispa de la imaginación. Como dice la profesora Milagros: “escribir no solo es un acto creativo, es un acto de salud”.
Quienes tengan más de 60 años de edad y deseen ser parte de los escribidores pueden inscribirse en nuestras casas del adulto mayor, en las siguientes direcciones:
Manuel Tovar 255 (Casa Tovar),
Arístides Aljovín 153 (Casa Aljovín) y
Malecón Armendáriz 125 (Casa Armendáriz).
Desde hace siete años, esta propuesta fomenta la escritura manual como herramienta para mantener la mente activa.
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