El fósil descubierto por Mario Urbina, miembro del equipo de paleontología de vertebrados, superaría los 1.30 metros de largo y corresponde a un individuo adulto; caracterizado por la presencia de dientes funcionales en el maxilar y la mandíbula. Se calcula que la longitud total del animal estaría entre los 5 y 5.5 metros de largo, siendo considerado un depredador de tamaño mediano.
En la conferencia para la prensa especializada presidido por la rectora Jeri Ramón Ruffner así como por los investigadores del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (MHN- UNMSM) y autoridades de la UNMSM del Museo de Historia Natural informaron del sensacional hallazgo del cráneo con grandes mandíbulas, que ha permanecido intacto por siete millones de años, de un nuevo cachalote macro raptor proveniente del Mioceno tardío del desierto de Ocucaje, formación Pisco, Perú.
"Es (fósil) el mejor de su tipo que se preservó intacto por siete millones de años", manifestó el biólogo-zoólogo Aldo Benites Palomino de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y máster en Paleontología (Biología) por la universidad de Zúrich, Suiza, al momento de presentar el cráneo con mandíbulas de un cachalote macrorraptor.
A diferencia de otros cachalotes que predominantemente se alimentaban de calamares o pulpos, este animal consumiría presas mayores como peces oceánicos, pingüinos e, incluso, pequeños mamíferos marinos. Su gran nariz, especializada en la emisión de ondas sonoras muy potentes, era usada para aturdir y cazar a su presa. Debido al desarrollo de esta gran nariz el cachalote macroraptor de Ocucaje tenía una asimetría entre los huesos del cráneo, que causaba que tuviera un orificio nasal más grande que el otro; y el desarrollo de una cavidad en el dorso del cráneo para alojar estas estructuras.
Corresponden a la misma edad el gran Livyatan
melvillei que se encontraba en la cima de la cadena alimenticia; los
cachalotes macroraptores como el Acrophyseter deinodon y el Acrophyseter
robustus, así como una diversidad sin precedentes de cachalotes enanos del
género Scaphokogia.
Estos animales ocupaban nichos ecológicos que, en la actualidad, son ocupados por delfines oceánicos, y se beneficiaban de la gran diversidad de presas disponibles entre aves, mamíferos, peces y otros habitantes del litoral costero del antiguo Perú. El nuevo cráneo de cachalote de Ocucaje exhibe una serie de mordidas dejadas por tiburones, patrón que anteriormente había sido observado en otros cachalotes y que podría evidenciar eventos de carroñeo. Las mordidas corresponden a distintas especies de tiburones y se encuentran en zonas muy profundas, accesibles solo después del consumo del resto de carne. Los cadáveres de cachalotes flotarían constituyendo un alimento ideal.
Los descubrimientos de fósiles del antiguo
mar peruano, particularmente los cachalotes, han concitado el interés de la
comunidad científica y público en general de todo el mundo, debido a la
abundancia, calidad y excepcional encontrada en nuestro país.
Este descubrimiento también indica que los
cachalotes en el pasado eran mucho más comunes que en la actualidad,
contrastando con los modernos Physeter o Kogia que predominantemente se
alimentan de calamares y habitan las profundidades del mar.
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