Por Luis Luján Cárdenas.
Actualmente, las cabeceras de cuenca desprotegidas de toda política conservacionista, están inmersas en ecosistemas estratégicos para la seguridad hídrica. Los 36 ecosistemas continentales que registra el país soportan una incesante desglaciación, variabilidad climática, contaminación y la consiguiente alteración del ciclo del agua, lo que deriva en severos cambios en su flora y fauna, reserva hídrica, paisaje, composición del suelo, etc., afectando gravemente el modus vivendi de la población, el comercio y demás actividades económicas, e incluso son causa de múltiples y constantes conflictos sociales que alteran la paz social afectando la gobernabilidad y la inversión privada.
Cabe resaltar que un punto neurálgico en la gestión de los recursos hídricos en
Perú, es la seguridad de las cabeceras de cuenca, generalmente ubicadas en las
alturas, al pie de los Andes y los glaciares tropicales, donde nacen los cursos
de agua de una red hidrográfica (lagos, lagunas, humedales y bofedales),
altamente sensibles a la actividad extractiva y el cambio climático.
Lamentablemente y con cierta demora y sobre todo por los intereses mineros, petroleros, madereros y energéticos, el gobierno dictó el Decreto
Supremo Nº 014-2021-MIDAGRI, que aprueba el Marco Metodológico de Criterios
Técnicos para la Identificación, Delimitación y Zonificación de Cabeceras de
Cuenca en las regiones hidrográficas del Pacífico, Amazonas y Titicaca, que
suman 159 unidades hidrográficas principales.
Este importante dispositivo pone sobre los hombros de la
Autoridad Nacional del Agua – ANA, una gran responsabilidad como ente rector y
máxima autoridad técnico - normativa del Sistema Nacional de Gestión de los
Recursos Hídricos, dado que el objetivo de la modificación de la Ley 19980 de
Recursos Hídricos, es regular la conservación y protección de las cabeceras de
cuenca, incluyendo si es necesario su intangibilidad ante alguna actividad
antrópica o a causa del cambio climático que altere el normal discurrir de las
aguas superficiales y/o subterráneas.
Esperamos que la identificación, delimitación y zonificación de las cabeceras de cuenca, motive a que el nuevo gobierno del presidente electo Pedro Castillo dicte políticas hídricas y medioambientales que conserven y/o recuperen los bienes y servicios ecosistémicos ya afectados en muchas cabeceras de cuenca, dado que constituyen un capital natural y público que muchas veces es mal aprovechado, desperdiciado o no valorado en su real dimensión como fuentes estratégicas para el desarrollo sostenido del país.
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